Cuando los niños mienten

¡Parece mentira! Cuantas veces les explicamos a nuestros niños que mentir es malo que “¡Las mentiras tienen patas cortas! “que “¡la mentira es el recurso del bandido…”!
Pero siguen haciéndolo.
Porque en el fondo ejerce una fuerza de atracción tan grande sobre ellos, que supera nuestra capacidad de comprensión racional y adulta.
Quizás desconocemos lo que la mentira realmente significa para los niños. Y si además lo juzgamos desde una postura moralista de lo que está “bien” y lo que está “mal” el camino a una solución es mucho más sacrificado y azaroso.

La mentira como experiencia de poder

Uno de los elementos más fascinantes para cualquier niño es la posibilidad de percibir poder, así sea tan solo unos instantes.
La mayor parte de la infancia el niño se percibe a sí mismo como “impotente”. De hecho en gran parte lo es. Depende de nosotros para casi todo. Sobre todo para las cosas que más le gustan. Ir al cine, comprar un juguete, comer un helado, etc. requiere, sin excepciones, el permiso de papá o mamá.
Por eso cuando el niño nos miente, por ejemplo, cuando a escondidas se comió una tabla de chocolate… y nosotros creemos su invención (mentira), lo celebra silenciosamente por todo lo alto. Lo percibe como una experiencia apasionante e innovadora resumida en la frase: “¡He vencido a papá!” o a mamá. “¡por fin soy libre!”
Siente por momentos un poder y una libertad inexpresable, que nunca antes habia notado.
Pero dura poco. La culpa y el malestar que genera y siente quizás por primera vez enturbia ese sentimiento y a menudo termina en un dilema mujcho peor..

La zona gris

Aprende definitivamente que es algo “malo” cuando le toca enfrentar las consecuencias. En el caso del chocolate, cuando papá o mamá descubren que falta la tabla y deducen fácilmente la transgresión y su autor. “Ya no hay chocolate para ti” podría ser una realidad difícil de afrontar, sobre todo cuando los demás si lo pueden comer.
Sin embargo, más de uno, descubre, con el tiempo, que hay una zona gris dentro de la cual existe incluso la posibilidad de eludir – o al menos así aparenta – el castigo o la consecuencia, sin violar la ley.

  • ¿Callarse o no decir la verdad es mentir?
  • ¿Qué ocurre con las así llamadas “mentiras piadosas”?
  • ¿Acaso un cuento no es una mentira? ¿Y porque no es malo entonces?

Son argumentos y cuestionamientos que he escuchado de más de un niño.
Las variantes de la zona gris son abundantes. Y dependen únicamente del ingenio del niño.
El ingenio de los padres radica en encauzar esa inteligencia hacia algo provechoso y fecundo, estableciendo límites.

Mentiras blancas y mentiras negras

Así como hay magia negra, hay magia blanca. Y el equivalente a la magia negra son las mentiras que perjudican, dañan y crean algo feo.
Las mentiras blancas pueden incluso sanar una herida. La mayoría de los consuelos están hechas de mentiras blancas.  A veces para animar a alguien utilizamos una mentira blanca. Una metáfora es una mentira blanca a pesar de envolver una verdad.
Y aunque parezca mentira, todo eso está hecho de algo maravilloso que solamente poseemos los seres humanos. Se llama creatividad.

Llevo trabajando con niños hace ya un buen tiempo. Tengo hijos propios con los que lidio todos los dias. Mi enfique como profesional siempre es el enfoque sistémico. O sea el de observar a toda la familia, la manera en que interactuan sus miembros y las historias propias de una gran familia que la influencian.
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