Perder el control

Qué pasa cuando “explotamos” …

Image from TUMISU

Explotar, salirse de las casillas, vociferar, gritar, “hacer una escena”…
No importa como se llame. Pero para muchos está mal.
Para aquellos que tienen la suerte de poder contemplar una de esas escenas desde una perspectiva distante, sin implicación, fría y sobria, se trata la escena de un “loco más”, un “desquiciado”… alguien “que ha perdido el control”.

….hasta que le toca a uno mismo.

Nadie se salva de la condición “animal” inherente al ser humano. Incluyendo figuras tan sagradas e inalcanzables como el mismo Jesucristo.
Pero, entonces, de repente, sucede algo curioso.
Esos gritos que se suelen condenar en otros, de pronto están perfectamente justificados.
Es más uno se ofusca aún más si algún otro (distante, neutral) nos juzga de la misma manera de la que lo hicimos nosotros cuando no estábamos involucrados, dictaminando lo que era “bueno” y “malo”.

Todos somos vulnerables

Tratar de “mantener la calma”, de preservar, a como dé lugar, una imagen de alguien sereno, relajado, impasible es mucho más difícil que relajarse o calmarse en un momento que así lo requiera.
Es más, pierden el control y la templanza mucho antes aquellos empecinados en mantener esa imagen.

El que asume su naturaleza imperfecta y vulnerable, sorprenda, quizás, a más de uno por la tranquilidad y sosiego con que reacciona ante una situación extrema.

El sentido de una explosión.

No siempre podemos evitar explotar. Como lo dije más arriba, todos tenemos un punto de ebullición. Todos somos vulnerables. Pero aparte de eso, y aunque suene un tanto paradójico, a veces, una explosión en el momento indicado puede obrar milagros.
Tanto para el que explota como para su interlocutor.
Nuestra naturaleza animal nos acompaña siempre. A un nivel evolutivo, y a pesar de los increíbles avances tecnológicos que nos rodean, apenas hemos “salido de la cueva.”
Somos tan impredecibles, emocionales e irracionales como hace 10.000 años.

La personalidad equilibrada

El “tranquilo“, el sereno no es quien nunca pierde la calma, sino quien, aun perdiendo los estribos, es capaz de reaccionar con sensatez y serenidad suficiente para hallar una solución. Pero para ello antes debe asumir e integrar que sí, es posible y altamente probable que de vez en cuando pueda perder la calma, vamos ….que explote.


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