Orientación vocacional: el bolsillo te lo agradece

La falta de comunicación entre padres e hijos cuesta dinero

Juan estudió medicina en Brasil. Orgullosos, los padres lo reciben en el aeropuerto cuando regresa. Atrás quedan 5 años de estudio por un lado, y por otro de un sacrificio monetario importante.
Al verlos, Juan abraza a sus padres y ahí mismo, en la puerta de desembarque del aeropuerto, le entrega el diploma a su papa, le agradece y se marcha sin mediar palabras. A dedicarse a hacer lo que siempre quiso: vender baterías para vehículos. Hoy tiene una famosa cadena de venta de baterías de autos.
Nunca supo decirle la verdad a su papá. Y su papá tampoco se preocupó por saber cuál era la verdadera pasión de su hijo.
Sin importar los cálculos que hagamos, el saldo siempre es rojo, si la comunicación con el hijo o la hija es pobre o inexistente. Y no solamente a nivel material.

La orientación vocacional como sonda de exploración

Imaginémonos que viajamos por el espacio en una nave inmensa, en busca de un planeta habitable. La única manera de saber que peligros encierra y si tiene un ecosistema amigable, es, enviando una sonda de exploración que pueda responder preguntas cruciales, tales como la composición del agua, aire y suelo, los animales potencialmente peligrosos, la fauna bacteriológica, etc.
Es información esencial para saber si se podría eventualmente vivir en ese planeta.
Los talleres de exploración vocacional persiguen exactamente la misma finalidad. Obviamente no vamos a “poblar un planeta”. Sin embargo, y siguiendo la misma metáfora, la “sonda de exploración” es, en este caso, una serie de talleres que se realizan, y el objetivo es explorar en qué clase de “planeta” el o la joven pueden llegar a aprovechar el máximo de sus habilidades y recursos naturales.

De que planeta vengo

Sin embargo esa pregunta no puede ser respondida favorablemente, si uno ha pasado por alto los recursos que tiene, o si nunca se ha presentado la oportunidad para descubrir ciertos talentos.
También puede darse el caso que lo que otros llaman carencias o defectos, en realidad son o esconden talentos sumamente prolíficos.
La famosa frase “de que planeta vienes” muchas veces encierra comportamientos perfectamente lógicos y coherentes en el entorno adecuado.
Los nerds son un claro ejemplo de ello. Quizás no concuerden con el arquetipo tradicional del héroe, pero en las últimas décadas algunos de ellos “han dado la vuelta a la tortilla” y hoy son multimillonarios.

Tan sólo una fracción del gasto universitario.

Y si encima comparamos el monto de la inversión, estoy absolutamente seguro que tanto en términos financieros como personales, mandar a su hijo/a a una exploración vocacional vale el esfuerzo. Mucho más, si puede prevenir o disminuir el riesgo de pagar sendas cuotas mensuales de una carrera que el o la joven eventualmente interrumpe o desecha.

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