La invasión XXX (la industria porno)

(y las secuelas que deja en nuestros jóvenes)

La pornografía no es algo de nuestros tiempos. Lo que sí es algo típico de hoy en día es el tratamiento comercial y transitorio que tiene. Y eso es justamente lo que de manera inconsciente se va asentando en la mente de nuestros jóvenes. Y me refiero específicamente a los varones, ya que estadísticamente tan solo el 30 % de las mujeres consume porno de manera regular.

La imagen de la mujer

En realidad el porno invita a satisfacer un deseo fisiológico y ofrece el cumplimiento de fantasías eminentemente masculinas.
Se centra en la genitalidad, la inmediatez y la sexualidad en su contexto menos espiritual. Se reduce a lo primario y casi animal, mezclado con deseos infantiles vinculados a la generosidad materna ilimitada.
En esos instantes el varón cumple sus deseos de aceptación plena, permisos totales y una felicidad egoísta, sin culpa.
El inconveniente que puede conllevar eso, sobre todo en jóvenes que aún no han tenido relaciones con una mujer, es que se convierta en un arquetipo dominante a la hora de encontrar pareja.
La fantasía y la satisfacción que el joven encuentra las redes pornográficas se trasladan al ámbito real y producen malestar, frustración y desilusión.
Se deja de lado el hecho que la mujer tiene otra manera de encarar y vivir la relacion sexual, tiene otras prioridades y una manera diferente de disfrutarlo.

Problemas de pareja

Como todo en el amor, el equilibrio entre el dar y el tomar es esencial. Eso también se ve reflejado en la relacion intima.
No hace falta que el varón conozca el mundo de la mujer – aunque sería de gran ayuda – es suficiente con que acceda a compensar lo que recibe.
Muchas veces, el mundo que ha conocido a través de una sexualidad artificial, que le brinda la pornografía, dificulta el encuentro natural de una sexualidad implícita en la pareja. El varón entra con la mente fijada en un objetivo único y está inconscientemente condicionado por aquello que en otro momento consigue sin necesidad de dar.
Esto, en no pocas ocasiones, reditúa en una separación de la pareja y el varón finalmente encuentra, una vez más, consuelo en la promesa fantasiosa que proporcionan los sitios XXX en las redes.

Acompañamiento a los jóvenes

Nunca antes en nuestra historia fue tan necesario asistir, hablar y conversar con la generación más joven. Porque no solamente tienen acceso y sin problemas a los sitios pornográficos, sino que además son invitados a llevar a cabo las fantasías que hay se les prometen.
Hablar con ellos, transmitirles que la sexualidad sana, natural y fructífera es más bien el resultado de un proceso espiritual y psicológico exitoso, en complicidad con otro ser humano que piensa diferente y que tiene otros gustos, es de vital importancia.
Caso contrario todo se reduce a la burda satisfacción de una necesidad fisiológica como la de ir de cuerpo o mear.
El factor humano es lo que le puede proporcionar un momento divino, digno de recordar y más allá de lo estrictamente corporal.  

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