Más Allá de los géneros

Uno de los secretos de mi tierna juventud, que hoy puedo divulgar sin pudor, es que me gustaba y hasta ahora me gusta el ballet.
Pero no se confundan. No tiene nada que ver con la “nueva masculinidad” que pregonan las corrientes feministas modernas. NO. Me encantaba sobre todo ver bailar al gran Mikhail Baryschnikov. Justamente porque tenía la particularidad de bailar una danza más bien femenina (si es que se le puede atribuir un género) como un hombre.
Yo me veía identificado en cada uno de sus gestos, ademanes y la fuerza de sus movimientos, que todos los hombres irradiamos involuntariamente, precisamente porque pertenecemos al género masculino. Al verlo me invadía un orgullo y una satisfacción, que me afirmaba en mi incipiente sexualidad masculina. Más adelante comprendí que no hace falta ser adolescente para sentir eso.

El varón hoy

Pero en las últimas décadas han pasado tantas cosas que resulta arriesgado hablar de esta manera hoy. La parafernalia a la que está llevando la “ideología de género” acecha incesantemente. Está imponiendo sutilmente pautas y tendencias que se contraponen diametralmente a la tolerancia y el respeto que con ello se pretendía conseguir en sus inicios.
Además de poner en duda cosas tan obvias como la masculinidad y feminidad biológicas.

Sin embargo, lo que sí está claro, con o sin ideología de género, es que el hombre debe replantear su papel y su función social, que en muchos casos aún se hallan anclados en una estructura poco equitativa e injusta con relacion a la mujer. (ver también: La caída del rey)

Animus y Anima

Más allá de eso, creo que es necesario enfocar el tema a una realidad psicológica que muchos de los hombres, pero también mujeres, prefieren pasar por alto, porque podría dar pie a interpretaciones delicadas. 
Según Carl Gustav Jung, todo varón tiene una parte femenina (ANIMA) y toda mujer una parte MASCULINA (ANIMUS).
Jung decía que el hombre vive reprimiendo su parte femenina y la mujer hace lo mismo con su parte masculina.
Aunque esto haya sido escrito hace más de 100 años sigue siendo muy actual para muchos y muchas.
Lo vemos en la incapacidad de muchos hombres de ser tiernos, la renuencia de muchas mujeres de tomar la iniciativa en el juego sexual, por ejemplo, la dificultad de hombres de abrirse, el rechazo de mujeres a estar solas, etc.

Uno de los problemas radica en que la mayoría de las veces, cuando hablamos de la parte femenina o la parte masculina, lo hacemos enfocados exclusivamente en el aspecto reproductivo. O sea sexual. Y eso dispara los miedos, los tabúes, y todos los prejuicios que giran en torno al tema.



¿Un hombre deja de ser hombre cuando integra su parte femenina?

NO. Es un NO categórico. Porque el hombre es hombre aunque no quiera.
Su cerebro, su cuadro hormonal, su constitución fisica y toda su fisionomía han sido hechas de acuerdo con esa receta evolutiva. Por lo tanto esa parte femenina de la que estoy hablando es un componente que enriquece al hombre que hay en el hombre.
¿De qué se compone esa parte femenina?

El Yin y el Yang


Para responder esto me voy un poco a la filosofía oriental taoísta que divide el universo en dos fuerzas contrapuestas el yin y el yang. El yin es la fuerza activa, el, yang la fuerza pasiva. Siempre que como hombre, evitamos una pelea y utilizamos otras maneras menos violentas de dirimir un conflicto, estamos usando la fuerza pasiva, por ejemplo. O sea la que se le suscribe a la mujer. Siempre que como mujer “se entra en acción” lo hace impulsada por la energía activa del Ying, o sea la que se suscribe al varón.
Sin embargo esto es solo un aspecto de todo.
Un varón, piensa, actúa y siente de manera diferente a una mujer y viceversa
Aquellos que dicen que todo eso es una “construcción social” subestiman e incluso niegan el componente biológico.

Arquetipos muy poderosos

El Animus y el Anima son ARQUETIPOS MUY PODEROSOS.
La parte femenina del hombre (Anima) se conforma a partir de lo que el varón ha podido integrar de las mujeres de su vida. En primer lugar de su madre.
Características típicas son las cosas de niño vio hacer a sui madre, y sobre todo la manera en que lo hacía. Como por ejemplo: Como expresa cariño, la dulzura, la ternura, la sensibilidad, pero también la intuición, la seducción, las herramientas sociales, la emotividad… en resumen: todo aquello que el joven ha asociado con su madre y las mujeres de su entorno infantil y juvenil.
Vamos, todos los elementos que comúnmente asignamos a la mujer. 
Lo mismo ocurre con el ANIMUS de la mujer, pero en relacion con su padre y los varones de su sistema.

Conflictos

Muchos de los conflictos en la pareja tienen que ver, por ejemplo, con el orden alterado en el uso de esos arquetipos.
Cuando el varón pierde, por ejemplo, el rol de proveedor en una familia, tiende a caer en una pasividad peligrosa. Eso en algunos casos lleva a la mujer a tomar la iniciativa y convertirse en proveedor. En ese momento se trastocan los roles y se establece una asimetría en la pareja que muchas veces solamente puede revertirse con la ayuda de un especialista

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